Reggia mascara

2011

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Disfraces vestidos de gala porfían verdades pasadas,

hechos pasados arden en sus colores diamantes robados,

Versalles, en el dolor; quema sus mentidas palaciegas,

las lujosas y mal afamadas heroínas, arrogan amoríos.

Ironías de sus amantes, clavan sus corsés con agujas punzantes,

salones vacíos y despechos, recubren tacones en altivas arrogancias.

 

Carmesíes degollan tus alucinaciones y llenan de sangres pomposeantes los decorosos protagonistas,

alineados con más seres, agotados de evanescencias púrpura y polvorientas en fase de exterminios retrógrados,

tratativas y retrospectivas en vías de Apocalipsis estallan sobre tus cabezas podridas de éxtasis perdurables;

lances y treguas post maternales, erróneas tus salvaguardas, menosprecios incautos de sabiduría popular.

 

 

ESCRIBIR SOBRE LOS DEFECTOS DE TU INSIGNIFICANTE EXISTENCIA

 

 Tumores bendecidos por el afán del egolatrismo,

solitarias banalidades se ahogan desesperadamente,

reptiles huraños con San Vito bailan la muerte,

retorcidos explotan en arterias consumadas de esporas.

 

Arquetipos vanagloriados romancen esquivos,

como las latitudes de tus vientres que aromatizan desesperanza inofensiva,

rabias y prostitutas urgen de los derroteros de tus mestizajes inmaduros…

 

Las escuchas de tus memorias ensordecen mis pesares más apesadumbrados

de mi inconsciencia más desalumbrada, iluminadas de luces oscuras,

Herminias germinan raíces esquizofrénicas…

 

Y las lágrimas envenenadas de tus ojos recorren derribos de recuerdos deconstruídos

mientras las hojas enredadas de tus árboles arman ramas de mansiones negras

y alzan la esclavitud.

 

Árboles maniáticos achacan las norias martirizadoras de tus pensamientos,

caricias retumban mi palpitación alada de esperanza,

estigmas arden en plumas fugaces de agua conversas al polvo.

Lloran orquídeas en tus pies, en tus agujeros más oscuros de sabiduría inexperta.

 

Las luciérnagas embadurnan las lápidas negras de tus ojos,

retóricas encubridoras cubren sus sombras malolientes,

estirpes y següaces, claustrofobias cerradas,

arruinados en la inmensidad de la esperanza,

las penumbras agotadoras esclarecen flores deshojadas.

 

Y las noches de fríos espantosos abrigan mis paredes,

tus pasos sinuosos oyen mis huesos blancos y largos.